Otro viaje más. Esta vez a la provincia del Kivu Sur, a un pueblo al borde del lago Tanganika muy cerquita de Burundi.
Estoy sentada en la oficina de mi amigo Claus (llavesen catalán: a los primeros días de conocerle siempre tenía la tentación de preguntarle por si había encontrado las que perdí hace tiempo, que abrían ciertas puertas secretas que ni me acuerdo de dónde están...).
Y por la ventana se ve la playa, blanca, preciosa. Es la playa de un lago pero no se ve la otra orilla, y parece totalmente el mar. Podría ser el Mediterráneo.
Sólo que aquí no nos podemos bañar porque hay cocodrilos. Es una lástima.
jueves, junio 09, 2005
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3 comentarios:
Si fuera el mediterráneo, pongamos Salou, los cocodrilos ya habrían emigrado; que aquí, en agosto, no se respeta ni a la madre que nos parió. Y si alguno no se atreviera a emigrar, seguro que acababa convertido en gorra de baño, chancletas de piscina, o jibarizado para adornar un jersey de Lacoste. Lo que yo te diga.
Beso, y cuidado con el sol.
Coco, este post lo escribi pensando en ti. Sabia que ibas a comentar algo por el estilo. Un abrazo!
jajajaja.
Ya te vale.
Beso.
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