Hace 6 años intermitentes y 3 continuos que vivo fuera del país que me vió nacer, y 9 que no vivo en mi ciudad de origen. A lo largo de todos estos años a menudo me han preguntado si no echaba de menos mi ciudad y mi país. Yo pensaba que mi país lo llevaba conmigo, y por lo tanto no podía echarlo de menos.
"¿Y no te pones triste a veces pensando en tu familia y tus amigos?", insistían, "¿Eres feliz lejos de ellos, lejos de tu casa?"
"La felicidad no es un lugar", pensé yo.
(foto de www.quarlo.com)
2 comentarios:
Qué verdad. Como dice un compañero de trabajo refiriéndose en su caso a la soledad, "no es que estés mejor sóla, es que te has acostumbrado a ello". Pues lo mismo con la distancia.
Hierofante, hace tiempo que soy lectora tuya y me encanta to blog. Bienvenido al mío!
Ultrasónica, uno se acostumbra a todo pero con la distancia además uno se encariña con ella hasta tal punto que ya no es posible volver a casa.
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